miércoles, 21 de marzo de 2012 1 comentarios

Día Mundial de la Poesía 2011

Para celebrar este día, ¿qué mejor que leer unos poemas?



Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:

si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto

me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco

el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero

si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
Pablo Neruda 

Olvido en bohemia

La niña sueña con un poeta
y con sus noches de bohemia.
Pero al despertar se entrega
a los vicios de los que siempre reniega.
Va buscando en la bebida
todo lo que él olvida.

La niña sueña con un poeta
y despierta en su bohemia.
A las ilusiones bordadas
ella con su cigarro las quema.
Borra sus memorias sobre él
a base de distracciones en su hiel.
Pero la niña sólo sueña
y en verdad él no la espera.
 Luis J. del Castillo
domingo, 18 de marzo de 2012 1 comentarios

Princesa online

Descuelga el teléfono. En verdad hacía tiempo que no descolgaba el teléfono, ni nada similar. No, hacía tiempo que nadie la llamaba. Se había hecho ilusiones de la vida por internet, todo era una maravilla, comunicación sin límites. Claro que al final no comunicaba nada. Todo eran palabras, pero sin el contenido real que les otorga la calidez de una voz, su timbre, suavidad. Como unas sábanas recién puestas, blancas, como en las películas de los años anteriores a su nacimiento, esas que tanto le gustaban y por las que nadie dudaba de llamarla vintage, ya que se parecía a ellas, no sólo en aspecto, también en espíritu.

Y no le importaba eso, todo lo contrario. Le apasionaba vivir en un pasado actual, en una moda venida desde lo antiguo, pero rodeada de toda la tecnología moderna. Un mundo virtual, con corazones virtuales. Pero al final, como todos, ella también tenía sentimientos.

Se dejaba el alma en cada palabra que escribía, pero no encontraba respuesta en las miles que recibía. Era el silencio de lo absurdo: sólo el sonido de un teclado, de su música favorita, pero el frío. Ese frío. Nadie había sido capaz de acabar con él. La inundaba como el agua en la bañera, como el viento en un mal día de verano cuando le habían partido el corazón y sólo le quedaba escuchar las olas de un mar que sentía lejano aunque siempre había estado ahí. Era el unico sonido que la acompañaba cuando dormía y que le recordaba a otros tiempos felices. Donde no había tantas palabras, pero sí había calor.


Después de cien príncipes azules, prefería encontrarse un lobo que terminara el daño de mil besos malgastados. Pero nunca fue capaz de encontrar lo que buscaba, porque en el fondo sabía que lo que quería era un sueño. Y lo que menos deseaba era despertar.

Descuelga el teléfono.
-¿Pueden ayudarme? -quiso gritar, pero después de todas las palabras escritas, se había olvidado de su voz. Había olvidado lo que era una vida fuera de aquel cuarto.

Había olvidado tanto, que sólo le quedaba dormir escuchando el contestador automático de alguna persona con la que había hablado la noche anterior.

Un nuevo príncipe azul. Uno más para la colección.
martes, 13 de marzo de 2012 2 comentarios

Aunque todo termine

Envejeceremos según pasen los años. Nos acercaremos a la muerte con cada día que pase. Cada cumpleaños será el recuerdo que nos empuje a consumir las velas de una vida que terminará cuando menos quieras que termine. Seremos un tiempo en el espacio que ocupa un cuerpo inerte. Pura materia que se desvanecerá con el ocaso de los recuerdos. Todo acabará.



Y aún así, me gustaría que perdurara en el tiempo el recuerdo de este instante. Un instante que abarca desde el día en que te conocí hasta el día en que nos perderemos. El tiempo en que una vela se apaga. Los segundos en que una ola borra nuestros pasos. Tu rostro infantil en mi presente adulto, mi espíritu joven en tu futuro cercano. Y juntos en este sueño que espero que soporte el paso al polvo, a la tierra, a la nada... el tiempo en el que los años nos abandonarán.

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